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Nacido en Huelva el 10 de abril de 1981, Antonio J. Sánchez es periodista, presentador de televisión (es uno de los rostros habituales de la pequeña pantalla en su ciudad natal) y escritor. En 2011 recibió, junto a Alfonso Merelo, el Premio Ignotus a la Mejor Producción Audiovisual Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror, por el programa A través del espejo de UniRadio.
En 2014 publica, con gran éxito, su primera novela, El rastro de su voz, una historia de intriga de tipo gótica ambientada en la Huelva de las dos nevadas, entre 1945 y 1954. En este 2018 nos sorprende con una nueva novela, Todas las mentiras del caso Aldaya, adentrándose en el género policíaco, fiel a la tradición del clásico hard boiled, uno de los estilos que Antonio más admira.
Marina Collazo ― Bienvenido a nuestras páginas, Antonio, y enhorabuena por tus novelas.
Antonio J. Sánchez ― Muchas gracias, Marina, para mí es un placer poder charlar contigo y darme a conocer un poco más en este espacio que me brindas. Y por supuesto presentar mis novelas.
MC ― Decirte, respecto a tu nueva obra, que a primera vista me llamó la atención la manera en que destaca tu nombre sobre el título. ¿Cómo se decide esta portada?
AJS ― Pues la verdad es que mi propuesta de portada, la composición, era distinta. La imagen de la chica desnuda sí que ya la tenía de antes y era condición sine qua non para publicar el libro. Es una imagen que atrapa, tiene gancho, perturbadora. Se la compré a un fotógrafo a modo de prueba de portada y para las propuestas editoriales que mandé a diferentes sellos y agencias de representación.
»En esa versión beta digamos que título, antetítulo y nombre de autor guardaban una misma armonía de tamaño. Pero cuando se la enseñé a Niebla y leyeron el manuscrito decidieron que había que darle tratamiento de best seller. De modo que decidieron poner el nombre de autor en grande como si yo fuera ya una propia marca de por sí. Y lo cierto es que llama mucho la atención. Demasiado. A alguno le ha molestado incluso. En fin.
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MC ― Algo que he apreciado también es que lo tuyo no son las novelas cortas...
AJS ― (Risas) Sí, y la verdad es que en mi caso a la gente le encanta que sea de muchas páginas. Dicen que se quedan con ganas de más, de hecho, después de la anterior muchos coincidían en que por favor la siguiente fuera también de muchas páginas. En este punto he de decirte que, aunque esta novela es más corta, pues tiene poco más de trescientas cincuenta páginas y la anterior unas quinientas veinte, decirte que entre ambos manuscritos solo hay cien páginas de diferencia. Ya cómo los maqueten de una manera u otra es cosa de las editoriales.
»Pero francamente, en el caso de Todas las mentiras del caso Aldaya estoy mucho más contento por la labor de edición que se ha hecho. Pero sí, aunque he escrito ya algunos relatos, lo mío es hacer novelas grandes porque tengo cosas que contar. Y al lector le gusta cómo las cuento, lo que ya es bastante gratificante.
MC ― Sabes que me encantó tu anterior novela, El rastro de su voz, una de las mejores que he leído en mucho tiempo, ¿cómo surgió la idea de escribirla, lanzándote con ella al mundo literario?
AJS ― Tenía muchas ganas de escribir un libro. Es algo que siempre ha estado ahí. Lo de escribir tenía que llegar algún día, pues he sido un auténtico devorador de cómics y libros desde pequeño, y quieras o no al tiempo que lees, uno fagocita. Consume, digiere y crea otra cosa. Al fin y al cabo es lo que hago todos los días en mi profesión: soy periodista, voy a ruedas de prensa, me lanzan todo tipo de datos (a veces intentan engañarme, eso es así), luego llego a la redacción, me tomo el tiempo que no tengo para ordenar la ideas y creo una noticia que pueda entender todo el mundo y que esté lista para la hora del informativo; en el caso de la literatura es igual, sentía en mi interior la necesidad también de fantasear y confabular historias propias.
»Yo quería formar parte de todo eso que me tragaba: de los cuentos de Edgar Allan Poe y H.P. Lovecraft, de las intrigas a las que se enfrentaba Philip Marlowe, de ese cine negro que no era en color, de esas películas de terror de la Hammer… Un ejemplo es el que pone Jimmy Page, guitarrista y fundador de Led Zeppelin, que decía que nunca pensó en ser músico y que de hecho unas navidades le regalaron una guitarra española que se llevó semanas muerta de risa en el salón. Pero fue escuchar el Let’s play house de Elvis y de repente supo que quería formar parte de esa canción, de ese mundo. Pues así es. Somos creadores por osmosis.
MC ― La presentas a la editorial Abecedario y te fichan. ¿Fue tan fácil como parece?
AJS ― Sí, fue fácil. Les encantó la idea esa de conjugar un poco el género negro con un tratamiento literario preciosista, muy elaborado, de tono sostenido y en un escenario que por ahí se cataloga como gótico de posguerra. Ahí jugué, experimenté con esos elementos descritos unas líneas arriba, buscando el misterio, eligiendo bien las tramas de intriga, sabiendo esconder las cartas y eligiendo unos personajes que creo que quedaron muy redonditos para dar forma a lo que fue una aventura de principiantes hecha por un autor principiante. Aunque he de decirte que, una vez leída, hay quienes me han preguntado dónde podían encontrar el resto de mis novelas hasta alguien que me soltó que quién me había escrito el libro porque no se creía que fuera obra de un autor novel.
MC ― Es una novela muy cinematográfica, ¿no te han ofrecido llevarla al cine?
AJS ― No, por el momento no. A pesar de que durante tres años ha estado representando a la provincia de Huelva en una ruta literaria por España y que ha estado recomendada por influencers y bloggers como una agradable sorpresa editorial, digamos que para la gente que se dedica a eso de comprar derechos para hacer ficción televisiva o cinematográfica, o bien ha pasado desapercibida, o bien han tanteado que eso de recrear una época de posguerra es algo sumamente costosa. De hecho, lo es. Sí he de decir que una vez un tipo me lo propuso en el marco del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, pero la cosa quedó en palabras. Tampoco estoy yo por la labor de que la historia caiga en manos de cualquiera y de cualquier manera. Al fin y al cabo, le tengo un cariño especial. Es mi primer libro y la horma que he tenido en cuenta a la hora de hacer el segundo.
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MC ― Después del éxito obtenido con esa primera obra, ¿ahora el vértigo es mayor o lo tienes todo controlado?
AJS ― Pues hay que tener los pies en la tierra y para ello lo importante es seguir trabajando. La fantasía es para el interior de las páginas, hay que ser realista. Y lo cierto es que cuando te dicen cosas realmente bonitas sobre tu libro, las buenas críticas de los lectores, el respaldo mediático que ha tenido, todo eso, tengo que admitirlo, te pone por las nubes y te hace sentir alguien muy feliz; pero también es un lastre, te hace sentir que te has puesto el listón muy alto, que te lo han puesto incluso los lectores a los que no puedes defraudar con la siguiente historia. Y eso te hace sentir miedo y un poco de vértigo. Temes no estar a la altura y que piensen que has sido un fraude, que has depositado en una sola obra todo lo que tenías guardado y no tienes más. Te has vaciado. Por fortuna siempre hay una solución y yo tenía muy claro que para alcanzar la misma cota tenía que hacer algo distinto. He cambiado de registro y las primeras críticas me han dado la razón. De hecho quienes me ayudaron a pulir el manuscrito coinciden en que me he superado.
MC ― He leído que elegiste la profesión de periodista porque te gustaba escribir. ¿Te ves dejando el periodismo para dedicarte por completo a la escritura?
AJS ― Estudié periodismo y ejerzo de periodista. Ya con eso puedo darme con un canto en los dientes. Hay gente de mi promoción que nunca se dedicaron a ello, y ahora hay infinidad de chicos y chicas que acaban la carrera y se encuentran de brazos cruzados. Esta profesión es muy jodida. Y está muy jodida.
»De modo que soy un afortunado. Ahora bien, si un día puedo tener la opción de vivir de hacer literatura, de lo que invento y con lo que me divierto de verdad, y me depara tantas satisfacciones, ya sería el tipo más feliz del mundo. Sí, me veo dejando el periodismo si me surge la oportunidad. Aunque también he de decirte que mi profesión me permite estar en contacto con la calle, con la vida, con la realidad, con las cosas que pasan.
MC ― ¿De qué te nutres para escribir?
AJS ― Pues de lo que va ocurriendo en el día a día, de la actualidad. Puedo tener una idea que me surge de manera innata y la alimento de veracidad, de lo que alguien ha dicho, de la mera de expresarse de la gente. Es lo que te decía antes, mi profesión me permite ese contacto directo con la gente, el análisis a pie de calle, de lo que es el mundo. La realidad siempre supera la ficción por eso me gusta tener una base sólida de lo que hablo, documentarme, contrastar las cosas. No me gusta escribir a la ligera así porque así. Se te puede escapar algún fleco, eso se permite, pero has de intentar dejarlo todo bien cerrado y que por supuesto sea creíble. Y eso vale incluso para un personaje en plena posguerra con manos de hechas de implantes de acero y carne. Eso ya lo sabes, el cómo se cuentan las cosas es la base de todo.
MC ― Influencias literarias, ¿cuáles son las tuyas?
AJS ― Tengo muchas influencias, desde las literarias, como ya te comenté, como Raymond Chandler o Dashiel Hammet en el apartado del género negro o hard boiled que dirían los americanos, al humor de Eduardo Mendoza y su sarcasmo extravagante, el modernismo de Valle Inclán, los misterios de posguerra de Ruiz Zafón, el Pérez Reverte de su primera etapa, Mark Twain… No sé. Pero también está el cine negro de los años 40 y 50, las pelis antiguas e incluso los comics. Me alimento de todo eso.
MC ― Centrémonos en Todas las mentiras del caso Aldaya, ¿qué nos vamos a encontrar en ella?
AJS ― Pues como te comenté hay un cambio de registro. El rastro de su voz era género negro con pinceladas del género de aventuras, su pequeña historia de amor, sus toques de humor, pero también de miedo, esos escenarios lúgubres como un orfanato de posguerra, una iglesia en ruinas o una mansión habitada por una celebridad olvidada por todos, los personajes atormentados, pero también el villano típico, algún antihéroe… Ahora hay un poco de casi todo eso pero elevado a una potencia más, a la actualidad de nuestros días.
»En esta novela hay más sensación de género negro, de thriller policíaco, de que ha pasado algo oscuro de verdad, de corrupción a todos los niveles, de envidias y celos, de mentiras y ambiciones, de crimen y avaricia… Pero también de redención, la búsqueda de la salvación por parte de un personaje en su hora más sombría, Francisco Castelar, un inspector de la brigada judicial que acaba de sufrir una tragedia familiar reciente de la que se culpa, sin más motivación para seguir existiendo, y es con el caso de la joven Clara Aldaya, primero desparecida y luego con el hallazgo de su cadáver, con lo que encuentra una oportunidad de redimirse y seguir respirando, al menos hasta que encuentre al asesino que busca para ella.
»Encontraremos una historia que encaja perfectamente en el día a día que vivimos, en los medios que manejamos, en cómo nos dejamos influir por lo que nos cuentan, cómo configuramos lo que creemos saber y comprender, pero también hay una pequeña historia de terror una que pasó hace mucho tiempo y que es la razón de ser de la cacería que el inspector Castelar mantiene por una pequeña ciudad como Huelva y que al tiempo a él le mantiene también con vida.
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MC ― ¿Existe el caso Aldaya o todo es fruto de tu imaginación?
AJS ― Es fruto de mi imaginación. Tenía ganas de hacer una historia de esas en torno al hallazgo sin vida de una chica joven y preciosa y cubrirlo de un halo de misterio que desentrañar con la ayuda del lector. Porque sin duda sin el lector no podría ser. Y solo hasta el final comprenderá el por qué de las mentiras del título. Porque siempre hay más mentiras que verdades. Como se suele decir, cuando el dinero habla, la verdad calla. Aquí es algo parecido.
MC ― El inspector Castelar, ¿en quién está inspirado?
AJS ― No sabría decirte bien. Este personaje como cualquier otro es un prisma compuesto de diferentes aristas, dependiendo del momento puede parecerte de una manera u otra. Estaría dispuesto a pulsar un botón si supiera que con ello resolviera los problemas del mundo, aunque lo devolviera al pleistoceno. Está dispuesto a mancharse las manos porque no tiene ya nada que perder, a cruzar límites para hacer de este mundo un lugar más seguro para los inocentes. Pero también es alguien al que le lastran los recuerdos del pasado, de lo que vivió en Kosovo cuando fue más joven, de lo que es su trabajo en el día a día, es un cazador que se ha convertido en su propia presa, en la sombra de lo que va persiguiendo. Lo que es sin duda alguien en plena transición hacia algo distinto, quizás un justiciero. En ese sentido me recuerda a Frank Castle, The Punisher. Pero no he cogido un molde concreto para fundirlo. Ha evolucionado así. Y no dudo que siga haciéndolo.
MC ― ¿Cómo ha sido el proceso de creación y documentación? ¿Ser periodista te ha puesto más fácil esta tarea?
AJS ― Hay elementos nuevos sobre los que me he tenido que documentar como por ejemplo en cuanto a drogas y cómo se fabrican; o incluso a cómo funcionan las unidades de quemados de los hospitales. El proceso normal de investigación. Incluso para recrear la casona indiana que imaginado en una zona apartada de la ciudad tienes que documentarte y saber qué tipo de construcciones eran y a qué se dedicaban ese tipo de personas que hicieron fortuna fuera de España y luego regresaron como auténticos potentados. Pero lo más importante es que en este libro he creado una narración de varios niveles y géneros que el lector tendrá que ir montando en su cabeza, de igual manera que asimila una película hoy día fácilmente secuencia a secuencia.
»Está la tradicional narración en pasado, en primera persona, sobre lo que ha venido pasando hasta el momento. Es la declaración del inspector Castelar desde una ficticia unidad de quemados (que no tenemos en Huelva) y que tiene lugar en tiempo presente, en diálogo constante con otros dos agentes policiales que quieren saber por qué es el único superviviente de un incendio y se encuentran de repente con que Clara Aldaya es el origen de ello. Y eso a su vez se va intercalando con informes, atestados policiales, declaraciones en una comisaria, entrevistas de televisión, noticias de prensa, radio… En algo mi profesión periodística me ha ayudado, pero no deja de ser un trabajo artesano, casi de mampostería (risas).
MC ― Tus manías de escritor, ¿cuáles son?
AJS ― Necesito tenerlo todo ordenado y limpio. He de tener mi escritorio vacío de cosas que no utilice, lo cual es difícil cuando se tiene hijos ya que se van dejando todo por ahí sus juguetes. Pero incluso tengo que tener bien limpio y ordenado el escritorio virtual del propio ordenador, que no haya iconos por un lado y otro, que la pantalla no esté atestada de cosas. Necesito espacio, orden y limpieza. Y soy para esto bastante cuadriculado y metódico. Prefiero escribir por las mañanas e intento no hacerlo por las noches para dormir despejado y descansar bien.
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MC ― Con esta novela estrenas editorial, Niebla. Cuéntanos.
AJS ― Pues sí, estreno editorial y con muy sabor de boca porque la verdad es que la conexión ha sido muy buena desde el principio. Ambas partes nos hemos entendido a la perfección, y ellos no solo han respetado mis deseos, sino que lo han mejorado todo mucho más en presencia, apariencia, maquetación… Ha quedado de dulce. Está todo muy cuidado. La cosa vino porque ya no quería esperar más a nadie. Las majors, por así llamarlas de alguna manera, son muy indecisas con los autores noveles y me decían que mejor para el plan editorial siguiente por esto y por lo otro, pero te sueltan el manuscrito, hasta que ya dije «gracias por su atención, han sido ustedes muy amables». Y se acabó esperar. De modo que a partir de ahí tenía claro que quería publicar con ellos porque estaban haciendo muy buenos trabajos y vi que era el momento. Y en el momento en que a Rafa Pérez, el editor, le expresé mi deseo de hacerlo con ellos le hizo tanta ilusión que supe que la cosa iba a salir redonda. Y así ha sido.
MC ― Esta historia también es muy cinematográfica. ¿Crees que esta vez puede haber película?
AJS ― Sí, aunque más que una película yo preferiría una serie. El mejor cine se hace hoy día en televisión, de eso no cabe duda. Me encantaría, la verdad, y no sería difícil de llevar a cabo porque son escenarios actuales y en un tiempo actual. Vamos a ver qué pasa porque primero tiene que funcionar el libro y llegar a quien tenga que llegar con el debido interés. En este sentido no vamos a dejar de movernos porque si suena la flauta, sería lo más.
MC ― Dicen que no hay dos sin tres, y un pajarito me ha contado que esa tercera novela ya está en proceso de creación. Adelántanos algo de ella, por favor, si puedes.
AJS ― (Risas). Pues sí, estoy con un tercer libro, también novela, y vuelta al género negro. La tuve que aparcar una semana antes de Semana Santa porque en esa fecha fue cuando decidimos editorial Niebla y un servidor volcarnos de lleno con la edición de Todas las mentiras del caso Aldaya para tenerlo preparado de cara al verano. He estado corrigiendo galeradas hasta en un coche un miércoles de Rocío esperando a la hermandad de Emigrantes llegar a la pernocta en el paraje forestal de Tres Rayas. Ha sido todo muy precipitado porque no formaba parte del plan editorial de Niebla, pero Rafa hizo el esfuerzo y la metió a cascoporro porque vio que era importante también para la editorial sacar este libro.
»De hecho, Niebla ha aparecido en el catálogo de preventa de la distribuidora AZ a nivel nacional por primera vez gracias a este libro. De modo que ahora estoy un poco más tranquilo —en parte—, ya estoy al lío con esta nueva historia. No puedo contar mucho, salvo que el protagonista regresa a su pueblo natal después de muchos años fuera y circunstancialmente se presenta la oportunidad de resolver un misterio por el cual tuvo que poner pies en polvorosa y marcharse. Es una historia de reencuentros, viejas rencillas y grandes esperanzas. Una parábola sobre la débil línea que separa a los héroes de los villanos. Y hasta ahí puedo leer. Y que prometo mucha diversión.
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MC ― Muchísimas gracias, Antonio, por haber accedido a ser el entrevistador entrevistado. Te deseo mucho éxito con Todas las mentiras del caso Aldaya y que se cumplan todos tus sueños de escritor.
AJS ― Muchísimas gracias a ti, Marina. Espero que te guste este segundo libro y un aviso para navegantes: como dijo Houdini, «lo que los ojos ven y los oídos oyen, la mente se lo cree. Pues con las mentiras pasa lo mismo». Ojo con el Caso Aldaya.
Marina Collazo Casal. ENTREVISTA PUBLICADA EN LA REVISTA PASAR PÁGINA 9 - JULIO 2018: https://drive.google.com/open?id=1fupQsgPc6Wh9mkdGHshOTGDNoIhCMfwA
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