Editorial Tandaia. 310 páginas. 17,00€ Papel
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SINOPSIS
Laura, que había perdido a su hija dos meses antes por culpa de una enfermedad degenerativa, aparece muerta en un poblado a las afueras de una pequeña ciudad de provincias. Cinco años más tarde, Sara es testigo del atropello de un hombre mientras fotografiaba rincones de esa misma ciudad para Salvador, su marido enfermo de akinetopsia. En otro rincón distante Cuca, la esposa del hombre atropellado, soportará su drama de tener que cuidar de él después de haber dejado de amarle muchos años antes.
Los tres sucesos irán confluyendo por culpa del dolor y el remordimiento de sus protagonistas, encerrados en una ciudad cualquiera de este mundo global en el que las desgracias, sin embargo, parecen ocurrir siempre demasiado lejos.
EL AUTOR
Diego Bris nació en Guadalajara el 7 de marzo de 1973 y reside en Cabanillas del Campo. Es ingeniero de caminos, trabaja en una multinacional francesa y compagina su profesión con la escritura.
Ha publicado relatos, poesía y las novelas: Metropolitano, en 2013, que fue finalista premio Hispania de novela; Sólo los hombres entierran, de 2015, finalista del premio Fernando Lara, La vaca, en 2019. Lejos no es un lugar es su cuarta novela.
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OS CUENTO
Esta es una novela de las que lees con el corazón encogido de principio a fin, no hay respiro. No os voy a engañar, es una historia muy dura, como la vida misma cuando se pone fea, muy fea. Pero también creo que es necesaria, nos sienta ante nuestro espejo y nos advierte de que no estamos exentos de nada, que los próximos podemos ser nosotros.
En principio, el azar parece ser el hilo conductor de las tres historias que se tejen en este lienzo llamado vida, pero realmente, creo que su inexistencia es más cierta. Algo difícil de imaginar cuando los protagonistas tienen como «casualidad» las mismas iniciales en sus nombres: Laura y Lucía, Sara y Salvador, Cuca y Cristóbal.
Guadalajara es una protagonista más que, curiosamente, no se nombra, pero se reconoce el paisaje que recoge cada sueño roto y cada lágrima derramada. Quiero destacar, también, el vocabulario y la prosa, ambos muy cuidados por Diego Bris; son una delicia que funciona como bálsamo para digerir la crudeza de las tragedias, que se instalan en la vida de los protagonistas como el barro en los pies, que no hay forma de desprenderse de él y hace el caminar más pesado.
La escritura de Diego ya me cautivó en novelas anteriores y aunque en esta cambia de registro en cuanto a la temática, su escritura es igual de reconfortante, tanto que hace de Lejos no es un lugar una novela para dejar sobre la mesilla para volver a ella un ratito cada noche. Es tan intimista que cuesta salir de ella. Y está llena de frases para subrayar, de la que destaco la que más me impactó por lo «fácil» que resume una realidad de la sociedad actual, en la que todo nos parece que le pasa a otros, y nunca a nosotros: «Por desgracia, había gente que llegaba tarde incluso a la muerte».
Si os gustan las historias que desgarran el alma, esta es vuestra novela. ¿Es dura? Sí, pero os aseguro que no más que aquello que no queremos ver.
Marina Collazo Casal. Opinión publicada en la REVISTA PASAR PÁGINA 27. Marzo 2020: https://drive.google.com/open?id=1jd3huHL4CJfNIYvbny1Va0of0C1daAHW
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