Este mes, con el permiso de mis compañeros, he dejado la redacción para irme de viaje hasta Alcoy, ciudad de importantes joyas culturales, entre las que se encuentra el protagonista de la conversación que estáis a punto de leer: Gabriel Aura Borrajo. Nacido el 6 de noviembre de 1975
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en la ciudad de los puentes, es diplomado en
turismo y actualmente trabaja como informador turistico en el Ayuntamiento de Alcoy. Además es escritor, autor de Las voces errantes, y presidente de la asociación ACOVIFA, que lucha contra la violencia de género y familiar. Una persona tan ocupada como comprometida con las causas en las que cree, que le ha robado un poco de tiempo a sus tareas para hacerme de guía por la ciudad y saciar mis curiosidades.
Contaros que Gabriel y yo somos amigos desde hace varios años, gracias a nuestra querida y admirada Mercedes Pinto Maldonado. Hasta ahora, siempre nos habíamos visto en Madrid y como uno de mis propósitos de este 2019 es cumplir promesas, empiezo con la de visitarle en Alcoy, que ya tocaba. En el restaurante San Francesc 52 de esta localidad, ante un menú típicamente alcoyano, donde no podía faltar la pericana (deliciosa, por cierto), hablamos con él de algunos de los asuntos que ocupan su vida.
MC- Ante todo, Gabriel, gracias por recibir a la Revista Pasar Página y con ella a mí. Sentarme contigo a conversar, como hemos hecho tantas veces, pero en esta ocasión para compartirlo con nuestros lectores, es mucho más que un honor. Espero que estés cómodo y que ellos disfruten de esta charla y te conozcan un poco más; y los que no te conocían, descubran al profesional y, sobre todo, gran ser humano que eres. Doy fe de ambas cosas.
GA- El honor es mío de que te hayas decidido a venir a visitarme y además con ganas de entrevistarme para Pasar Página.
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MC- Creo que lo mejor es empezar con la faceta por la que más te conocemos, la de escritor. ¿Cómo surge tu afición por la escritura?
Imagino que como la mayoría de escritores, en el colegio disfrutaba creando historias, y el hecho de elaborar redacciones no era para nada una tarea que me pareciese un castigo. Al contrario, el poder opinar y desplegar mi imaginación, ordenar ideas y darle un sentido a un texto me encantaba. Sí es cierto que no era una persona que dedicase más tiempo que el obligado en esas tareas, no soy de esos que tiene libretas repletas de cuentos o historias; pero aun así, siempre ha perdurado el grato recuerdo del hecho de tener que ir creando historias. Más tarde en el instituto, en la asignatura de Lengua, recuerdo que tuvimos un apartado llamado Taller de Escritura, ahí tuve el reto de escribir un relato de 30 folios. Fue un trabajo que me encantó, como joven aficionado a las lecturas de misterio y terror, presenté un cuento llamado El Aliado que luego con el tiempo compartí y más de uno disfrutó animándome a seguir escribiendo aunque tardé bastante en seguir con la escritura.
MC- Las voces errantes es tu primera novela. Sabes cuánto significó para mí, me acompaña siempre y nunca te agradeceré suficientemente que la hayas escrito... ¿Por qué escoges el tema de los malos tratos, nada fácil, y menos para una primera novela?
GA- Aunque no es la primera novela que escribí, sí es la primera que soy consciente traté desde un punto más técnico, la escribí tras haber realizado varios talleres de escritura creativa en los que pulir la forma de abordar los textos. Al estar trabajando en servicios sociales, vi muchos casos de mujeres maltratadas, como persona que vive en esta sociedad, atiendo a las noticias y me preocupa el tema de las relaciones que terminan por desvirtuar lo que se cree amor por posesión. Y me parecía interesante ofrecer una novela que hablase del maltrato; si bien, el punto de partida de la novela es quizás lo novedoso, ya que entramos a descubrir la psique de un maltratador al que su mujer le abandona y le pide que ponga en orden su mente.
MC- Y ese título tan acertado, ¿cómo sale?
GA- Lo cierto es que lo del título es complicado (al menos para mí). Poner un nombre a lo que has creado o estás creando no es sencillo. Recuerdo que el título salió casi terminando la novela. No os he dicho que la novela fue un trabajo de un taller de escritura creativa que hice en mi ciudad, organizado por el autor alcoyano Alberto Fausto. El reto fue ir escribiendo durante 6 meses que duraba el curso una historia con el fin de autopublicarla en la plataforma digital Amazon. Yo iba avanzando y escribiendo sin saber a dónde iba a llegar, no tenía definido el final, incluso he de confesar que hasta yo mismo me sorprendí del mismo. Lo que había planificado en un principio se superó con creces al tomar dominio los personajes de su propio destino. Al ir acabando, creo que es muy relevante el momento en que la protagonista le pide a su marido que ponga en orden ese coro de voces que le atormentan y le dominan. Para mí el título es sugerente porque todos escuchamos en ocasiones a esa voz interior que tenemos, unas veces será para bien, otras para mal, y supongo que el que padece una enfermedad mental termina por dejarse llevar por ellas.
MC- ¿Cuáles eran tus expectativas al publicar la novela? ¿Se cumplieron?
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GA- Expectativas al lanzar la novela no había muchas. Escuchas que el canal de autopublicación puede ser una fuente de ingresos, que a algunos les funciona, ahí entra el tema de promoción y marketing (el cual no trabajé demasiado). Pero el primer motivo de publicar era poder compartir con gente ajena a mi entorno mi forma de escribir. Siempre digo que el que va a clases de pintura, o de baile, al final de curso siempre tiene una forma de exhibir su evolución. La escritura es una afición que trabajas en solitario y que hasta ese momento solo podía compartir en mi círculo privado de amistades, y obviamente, nadie es crítico objetivo, al contrario, todo son alabanzas.
Con este paso de autopublicar, podía llegar a gente que no me conocía en absoluto y poder recibir la respuesta a través de sus valoraciones y comentarios. Aunque cinco años después, la novela sigue sin ser muy vendida, la gente que la ha leído la ha valorado con alta puntuación; y además, he recibido respuestas de gentes de diferentes partes del mundo, que tras leerla se han sentido resarcidas de su dolor y han contactado conmigo para agradecerme el haber escrito Las Voces Errantes. Este quizá es el mayor premio que he obtenido, me siento privilegiado por haber logrado ayudar a alguien a sentir y poner paz en su interior. Cierto es que cuando alguien ajeno contacta contigo y te abre su vida contándote su experiencia, es una de las cosas que ningún premio literario ni todo el dinero del mundo puede ofrecer a día de hoy a ninguno de los escritores más consagrados, y tengo la suerte de poder decir que a mi sí me ha pasado.
MC- No hay mayor premio que ese, creo yo... Y cinco años después de publicar esta novela, te eligen para presidir ACOVIFA, Asociación que lucha contra la Violencia de Género y Familiar. ¿Cómo llegas a ese cargo?
GA- En el momento que publiqué la novela, tenía claro que los beneficios que obtuviese debían servir para ayudar a esta causa. En mi ciudad estaba la Asociación ACOVIFA, la cual conocí por una de sus trabajadoras sociales, y sentí que merecían mi atención. Contacté con ellas y me apoyaron en la presentación de la novela (Amazon, además de publicar en digital permite la edición en papel, y compré ejemplares para poder distribuirlos en Alcoy ya que todo el mundo me decía que prefería leer en papel que en digital). En las jornadas de la semana contra la violencia de género, hicimos una presentación de la novela que fue un éxito en la librería EX LIBRIS, que por desgracia ya ha desaparecido por motivos de la crisis del mundo del libro, y ahí comenzó mi vinculación con esta asociación. Con el paso de los años, contactaron conmigo para volver a colaborar y tuve el honor de escribir y leer el manifiesto para el Día Contra la Violencia de Género en 2016. Y por último, el año pasado, tras fallecer su presidenta necesitaban una persona que las representase o de lo contrario la asociación desaparecería. No dudé más de una hora tras la propuesta en enrolarme en su tarea ya que su labor es importantísima al dar apoyo a todas las víctimas de la violencia de género y familiar.
MC- ¿Cómo ves el tema ahora que tienes una implicación más directa, hemos progresado en algo?
GA- Esa pregunta quizá debería contestarla la psicóloga de la asociación. Bajo mi punto de vista y mi corta experiencia, luchamos contra un monstruo de muchas cabezas, porque si bien la asociación nació como vínculo de unión entre mujeres maltratadas como un lugar dónde sentirse comprendidas, ya que todas habían sido víctimas, con los años ha ido evolucionando y las propias personas usuarias nos han llevado a ver que no solo es violencia de género, muchas de ellas vienen siendo víctimas desde su niñez, lo que hace que se abra el círculo de atención. Yo como presidente no tengo un vínculo directo con las personas usuarias sabiendo los motivos por los que han llegado a la asociación. Sí que las conozco a nivel personal, a día de hoy, y veo el bien que les ha hecho pasar por la atención psicológica, ya que son personas que ellas mismas dicen han logrado recuperar el control de su vida.
MC- ¿Cómo podemos combatir esta lacra, Gabriel? ¿Qué seguimos haciendo mal?
GA- Ojalá tuviésemos una varita mágica que lograse combatir y erradicarla. Bajo mi punto de vista, cosa que además ya reflejé en su momento en la novela, entiendo que el modo en que se da la información en los medios de comunicación no ayuda en absoluto al tema. No creo que sea necesario el detalle morboso de saber cómo y de qué manera ha muerto una persona, la noticia es que hay una mujer menos que ha fallecido por la sinrazón. Por otra parte, la justicia debe empezar a plantear cambiar el literal de sus sentencias y sus leyes, porque temas tan recientes como el de la manada están mostrando a la gente joven que no hay control, se puede hacer lo que se quiera sin problema, ya que no hay un gran castigo. Al contrario, encima siempre es la víctima la que es cuestionada y ha de cambiar de vida, poner tierra de por medio mientras que ellos aparentemente siguen su vida como si fuesen las verdaderas víctimas.
Si bien, he de decir, que socialmente creo que sí empezamos a creer y a dar pasos hacia delante, porque la educación es la primera vía para poder parar este problema. Nos queda mucho por aprender y que enseñar, desde la asociación damos charlas de prevención y coeducación en centros escolares (tanto para el alumnado, el profesorado y los AMPAS) y empresas, organizaciones, asociaciones, etc., y el resultado es positivo, los jóvenes empiezan a tener conciencia y ofrecen su solidaridad a asociaciones como la nuestra. Sin ir más lejos, el curso pasado, un centro escolar programó un proyecto en el que los jóvenes tenían que trabajar y lo que recaudaran tenía que ir a una entidad que ellos quisieran. Los jóvenes organizaron un desfile de moda, y ellos decidieron que lo recaudado iba a ACOVIFA por unanimidad.
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MC- Me complace tu optimismo, que no cese la educación. ¿Qué otro tipo de ayudas recibe ACOVIFA?
GA- Como asociación no gubernamental, vivimos de las subvenciones que no son elevadas pero ayudan. Recibimos una dotación por parte del Ayuntamiento, a nivel privado de la obra social de las entidades bancarias, empresas y personas que deciden ser socias aportando lo que pueden. Además, como ya he dicho, a lo largo del año se programan actividades con el fin de recaudar fondos. El entramado asociativo de la ciudad es muy grande y todo el mundo no puede colaborar en todas las causas que se defienden. Nosotros contamos con una GALA DE DANZA en la que se involucran todos los grupos de baile y que este año celebra ya su 7ª Edición. Otro de los síntomas de solidaridad de los jóvenes, todos quieren participar en esta gala.
MC- Los jóvenes son nuestro futuro, es muy importante su concienciación con estos temas. Ahora que hay cada vez más asociaciones de todo tipo buscando ayuda, ¿es fácil captar socios?
GA- La captación de socios es complicada, y no disponemos tampoco de personal para poder seguir a pie de calle, o a puerta fría o vía telefónica esta labor. A menudo, pienso que hace unos años este problema lo tenían igualmente asociaciones como las dedicadas a enfermedades ahora comunes. Pero a día de hoy, a todo el mundo le es fácil empatizar con el problema del cáncer o alzheimer, ya que son unas enfermedades extendidas y por desgracia siempre conocemos el caso de alguien de nuestro entorno. En cambio empatizar con el problema de la asociación no es fácil; ante todo, porque hay aún mucha gente que cuestiona la veracidad de los casos de violencia de género y como sociedad todavía nos es más fácil mirar al otro lado que extender la mano amiga.
A veces creo que deberíamos, como personas, ser capaces de ver las cosas con el siguiente prisma: hará poco más de 20 años una empresa fue capaz de crearnos una necesidad, por tan solo 1 euro al día podías ver tu Canal +, y mucha gente picó. Si todos fuésemos capaces de dar una parte de ese euro diario a una asociación, cuánto bien podríamos hacer. Pero, a día de hoy, sigue siendo un sueño lograr que alguien empatice con nuestro día a día y decida hacerse socio o bien aportar su donativo.
MC- Como persona solidaria que eres, apadrinaste un niño de la Fundación Vicente Ferrer. Cuéntame cómo fue, por favor.
GA- Ahí nos remontamos a una gran campaña que hizo el propio Vicente Ferrer en la que en TVE se hizo una maratón de apadrinamiento. Lo vi, y al poco tiempo decidí colaborar apadrinando a un niño. Esto fue en el año 2005.
MC- Este verano pasado has estado en la India, visitando la Fundación y conociendo personalmente al niño apadrinado por ti hace algo más de trece años y que ya es un adulto. ¿Cuáles han sido las sensaciones? ¿Recomiendas la experiencia?
GA- Sí, ha sido una experiencia que recomiendo a todo el mundo. El poder llegar y ver el trabajo que desempeña la Fundación Vicente Ferrer en las zonas más pobres de la India y lo que han conseguido en estos 50 años de trabajo son inspiradores. Al llegar y ver las condiciones en las que viven, el cariño con el que te reciben desde el lado más humilde y humano te marca. Se visten para la ocasión, han gastado su dinero para ofrecerte una guirnalda de flores y preparar una mesa especial con fruta y galletas como el mejor de sus manjares. Y todo con una amplia sonrisa y con gran agradecimiento. El niño estaba contento y me mostró cómo le iba en sus estudios, y por supuesto, la llegada del padrino es motivo para que se reúna toda la familia como si fueses una persona realmente importante.
Entre todo lo vivido destaco dos cosas a parte de encontrarme con el niño: la primera, encontrar al padre feliz de conocerme y hablar orgulloso de que su hijo podía aspirar a un futuro mejor por el hecho de haber logrado completar su educación; y segundo, una pregunta que sigue rondándome en la cabeza y todos los niños te hacen: ¿Estás contento de haber venido? En ese momento se te da la vuelta el corazón y el mundo entero; obviamente, la respuesta es un rotundo y enorme SÍ.
Explicar ese sí es extrañamente duro, nosotros desde nuestro confort decidimos contribuir con la Fundación aportando un dinero que finalmente se convierte en un recibo domiciliado en nuestra cuenta bancaria y al cual no le damos mayor valor (al menos hablo por mí), pero al llegar allí y comprobar en qué se convierte ese pequeño gesto es cuando descubres que merece la pena seguir contribuyendo a esta causa, ya que esa pequeña parte de dinero logra que ellos tengan posibilidad de tener un futuro.
MC- Conociéndote sé que te ha sabido a poco la visita... ¿Piensas volver pronto?
GA- No descarto regresar en algún momento. Mentiría si no dijese que estando allí nos planteamos regresar este año, ya que es el 50 aniversario de la Fundación y al entrevistarnos con la propia Anna Ferrer, nos indicó que El año que viene es un gran año para nosotros y sería un buen año para regresar.
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MC- Ya te veo preparando la maleta... ¿Es España un país solidario, Gabriel?
GA- Por supuesto que sí. A día de hoy, mucha gente a través de la experiencia de alguien conocido decide apoyar a esta Fundación o a cualquier organización porque somos un país muy solidario, pero desafortunadamente en prensa se ven informaciones de asociaciones que se crean y engañan a las personas que deciden apoyarles. Recuerdo que en una charla que dieron en Alicante, Moncho Ferrer y su tío Jordi Folgado, nos dijeron que sus mejores embajadores somos las personas que hemos estado allí y hemos vivido la experiencia real de su trabajo. Y es cierto, al regreso de este viaje han sido varias personas las que han decidido dar el paso.
MC- Sin duda, lo sois. Volviendo al tema literario, ¿qué proyectos tienes entre manos?
GA- ¿Entre manos? Tengo varios proyectos que no sé ni cuándo ni a dónde van a llegar. En este momento, estoy trabajando en la elaboración de una novela que pretende dar a conocer una enfermedad rara, que dentro del gran abanico no es de las minoritarias. La novela a través de una historia de amor nos presenta los problemas a los que se enfrentan a diario las personas afectadas por esta enfermedad. Además, tengo una primera novela que revisar y poner en perfecto estado de revista para que los lectores puedan disfrutar de una historia emotiva de la que su título lo dice todo: Soledades.
MC- No es por meter presión, pero te recuerdo que somos legión los que estamos esperando por esas soledades… Por cierto, ¿le pones banda sonora a lo que escribes?
GA- Ja ja ja… Me gusta que me hagas esa pregunta. Sí, la verdad es que suelo escribir con música, me aíslo y me ayuda a relajarme y a expresar emociones. Cada día tenemos un estado de ánimo, y eso sumado a la música logra que todo fluya mejor.
Una confesión: para quienes lean Las Voces Errantes, o la relean…, puedo decir que en el capítulo 22 hay una confesión que tuvo por banda sonora en bucle Senza Parole y Crying de Il Divo.
MC- No pudiste escoger mejor música para ese momento, y hasta ahí puedo decir... Otro asunto en el que andas inmerso: hace 4 años hubo un movimiento en Twitter en el que se debía publicar durante un mes un microcuento diario. Terminó ese tiempo pero tú has seguido (y sigues) con ello. Cuéntame.
GA- Sí, la verdad es que recogí el guante que me lanzó Mercedes Pinto Maldonado y fue un reto que al final quedó como una necesidad diaria. La verdad es que la acogida de la gente fue buena, y al terminar el mes muchas personas me preguntaron que qué iban a hacer sin los microcuentos. Así que terminé por tomar la determinación de seguir publicando un microcuento semanal el cual comparto en mi página de Facebook. Luego, el año pasado, me propuse volver a uno diario en Twitter y el viernes, como día especial, llevo dos años en que el microcuento va ligado a un tema musical… así que es el #microcuentoconbandasonora que abre el fin de semana y parece que gusta ya que semanalmente va acercándose cada vez más gente a mi muro.
Hablando del tema de los microcuentos, he de decir que mi tocayo y escritor Gabriel Neila, considera que debería publicar una recopilación… ni que fuese yo importante, como Mónica Carrillo. (Risas)
MC- Ja ja ja... apoyo la idea de tu tocayo. Y Neila que se ponga las pilas también, que entre uno y otro, contenta me tenéis... (más risas)
Gabriel, amigo, GRACIAS, así en mayúsculas, por ser como eres, por abrirme las puertas de tu casa y tu gente, y mostrarme las otras joyas de esta ciudad. Amenazo con volver, que lo sepas.
GA- Gracias a ti por venir hasta Alcoy, ha sido un placer poder charlar un rato contigo, y como siempre digo, quedo eternamente agradecido por tener en tan gran estima a mi primera criaturita.
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Entrevista publicada en la REVISTA PASAR PÁGINA 15, en febrero de 2019: https://drive.google.com/open?id=11sR35LjKZsUMgIVrx2Em3bOfMixwWLKU
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