Es cierto, solo se vive una vez, aunque se muere mil.
Con el primer no, con el primer adiós,
por un no-te-quiero, o un no-quiero-verte-nunca-más.
Enterrando a un ser querido, por sepultura o fulminado del corazón.
Con un fracaso, una caída, o una decepción;
por la pesadilla disfrazada de sueño,
o congelados por el filo de la traición,
forjada en un beso de Judas que ayer era amor.
Y aun así levantar mil árboles caídos,
arraigando sus raíces a tierras yermas
que fueron inocentes víctimas de miles de tornados,
nacidos de un cielo ahora huérfano de estrellas.
Vivir mil muertes, mil experiencias,
con mil maestros para mil lecciones,
mil recuerdos de mil historias
en una vida que se alimenta de ilusiones,
porque está sola, pero es la nuestra.
Es cierto, es un viaje de ida imposible de cambiar,
Pero con mil estaciones en las que bajarse,
Mil sonrisas a las que corresponder,
Miles de ojos en los que perderse,
Y mil abrazos que sentir y devolver...
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