- ¿Sabe?, estoy harto.
- ¿De qué?
- De toda esta prisa, de todos estos cambios, de toda esta fugacidad, de toda esta banalidad, de toda esta urgencia sin sentido.
- Justamente es de ello que se trata este mundo.
- Sí, pero me parece horroroso.
- ¿Conoce acaso usted realmente otro mundo?
- Sí, el de los sueños, los deseos, el silencio, el tiempo libre, la buena lectura, el amor detenido, el hacer cosas inútiles.
- Eso no es el mundo, más bien es la vida.
- Eso es cierto, el mundo y la vida no se parecen en nada.
- Entonces habrá que hacer otra vida para que haya otro mundo.
- Sí, porque este mundo nos deja sin vida.
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